LA VERDAD ACERCA DE LA VALENTÍA
Cuando escuchas la palabra valentía, ¿qué te imaginas? Un guerrero victorioso, un valiente que cambio la historia, una madre soltera que crió a tres hijos sola, un adolescente que confronto a su ¨bully¨ en la escuela, un presidente que no es fácilmente movido de sus creencias y estándares morales. ... ¿Qué viene a tu mente cuando piensas en alguien valiente?
Creo que cuando somos niños imaginamos virtudes como la valentía de manera muy diferente a lo que realmente son. Empiezas a crecer y vivir en el "mundo de adultos" y te sorprendes por lo diferente que es todo a lo que te habías imaginado. Siempre pensé que la valentía significaba no tener miedo. Mis papás son valientes, nunca los he visto asustados por nada ni de nadie. Pero a medida que crezco, he llegado a pensar que tal vez si han sentido miedo. Mudar a su familia a un país diferente, dos veces, no es fácil. Determinar llenar un auditorio con x cantidad de personas da un poco de susto. Proveer para su familia cuando la economía a su alrededor está cayendo es difícil. Toda mi vida los he visto vivir de acuerdo a lo que dice en Hebreos 10: 38-39: ¨Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.¨ Seguramente ellos han sentido temor alguna vez, pero a pesar de que lo sientan no permiten que eso los detenga porque se determinaron a vivir por fe. Sus vidas me enseñan que el secreto de la valentia es hacerlo de todos modos.
Hay una frase de una de mis películas favoritas (A Cinderella Story con Hilary Duff) que creo que es muy adecuada para hoy: "No dejes que el miedo de perder te impida jugar". ¿Qué juego hemos dejado que el miedo nos impida jugar? ¿Un nuevo trabajo, una familia, libertad en tus pensamientos, bajar de peso? ¡El miedo es un mentiroso! Pero es un buen mentiroso, y hasta que aprendamos a no caer en sus trampas, nos impedirá jugar el juego de nuestras vidas.
La razón por la que me inspiré a escribir esto hoy fue porque Dios hizo algo en mi durante el fin de semana. Sacó cosas del pasado que estaban en mi corazón y debían ser confrontadas. La confrontación es algo en lo que estoy trabajando este año, ya que mi tipo de personalidad tiende a evitarlo. La confrontación es incómoda para mí, pero la incomodidad resulta en crecimiento. ¿Me gusta la incomodidad? No. ¿Quiero el crecimiento que viene de ella? Si. Entonces ahora la incomodidad tiene valor y un propósito, lo cual me ayuda a seguir firme.
Hay batallas que Dios quiere que enfrentemos. Necesitamos entender que Jesús ya obtuvo la victoria sobre el enemigo, pero las batallas que Dios nos permite enfrentar no son para vencer al diablo, sino vencernos a nosotros mismos. Esto es para que cada día nos parezcamos más y más a Jesús. Creo que me acostumbré a caminar en el camino que mis pastores y padres me abrieron. Sí, he experimentado batallas personales y quebrantamientos, pero siento que Dios me está reclutando en su ejército (Isaias 13:4). Y me siento un poco asustada. Es hora de ponerme mis propias botas de combate y mi chaqueta de camuflaje, tomar las armas en las que he sido entrenada para usar y pelear. Pelear contra los pensamientos, las voces, las emociones y las situaciones que evité durante tanto tiempo. Lo bueno es que no voy a entrar en esto para averiguar si soy lo suficientemente fuerte. Sé que no lo soy. Pero eso lo hace aún mejor. Hace que sea más fácil poner mi confianza en Jesús, que ya obtuvo la victoria por mí a través de la Cruz. Tal vez te preguntas: si Jesús ya ganó, ¿por qué tenemos que luchar? Jesus venció al diablo, su plan y el poder de la muerte. Pero necesitamos vencernos a nosotros mismos y a las cosas de este mundo que trabajan para hacernos olvidar para quién fuimos creados.
Querido amigo, la valentía no es la ausencia del temor. La valentía es sentirte nervioso, pero saltar de todos modos porque sabes que tu paracaídas no te fallará. La valentía no es saber cómo volar el avión, sino igual hacerlo porque Jesús sabe cómo y te enseñará si escuchas. Dios tiene una forma divertida de hacer las cosas, sus pensamientos no son nuestros pensamientos y sus caminos definitivamente no son nuestros caminos (Isaías 55: 8). Podemos dejar que eso nos impida vivir la vida abundante que Él ha prometido (Juan 10:10), o podemos convertir ese miedo en emoción y seguir a nuestro Buen Pastor.
Hay una batalla que Dios quiere que pelees, y Él esperará hasta que lo hagas. Debes saber que entras al ring como ganador gracias a Jesús. Así que ponte los guantes, confronta lo que el enemigo ha usado para acusarte y sal victorioso. Jesús no tiene miedo ni se ofende por nuestra condición, Su sangre ya cubrió todo. Por Su sangre tenemos perdón de pecados, tenemos la promesa de paz y alegría, y lo más importante: la plenitud del Espíritu Santo. Es Él quien nos recuerda lo que Jesús ha hecho por nosotros y es Él quien nos empodera para pelear la buena batalla y enorgullecer a nuestro Padre. Dicho esto, estaré en el ring si me necesitas, nos vemos al otro lado.
Tu amiga siempre,
Nadia Kay
